miércoles, 15 de marzo de 2017
martes, 14 de marzo de 2017
OBRAS
- Los Comentarios Reales.
La obra cumbre y
célebre del Inca Garcilaso de la Vega son, sin duda alguna, los Comentarios
Reales de los Incas cuya primera parte fue publicada en 1609 en Lisboa. En
ella, el escritor desvela las costumbres, tradiciones y registra
conversaciones, cartas y visitas a personajes de la época. Es una radiografía
pulcramente redactada, con una técnica pulida y de nostálgica prosa en algunas
partes de la sociedad peruana virreinal y el choque cultural con la
civilización del ande.
El hijo de un militar español de abolengo y de una ñusta, es
considerado como el primer mestizo en el Perú.
La materia prima de sus Comentarios Reales fueron las
vivencias en sus primeros años de niñez y adolescencia en el Cusco. Años más
tarde, en 1617 se publicó la segunda parte bajo el título de Historia General
del Perú que narra ya no anécdotas sino la historia de la colonización, sus
guerras, las luchas por el poder y la participación de indios y de la Corona en
estas.
Entre los más grandes. Esta obra fue publicada póstumamente,
ya que el Inca Garcilaso de la Vega falleció un 23 de abril de 1616. Junto a
William Shakespeare y a Miguel de Cervantes Saavedra, forman el triunvirato de
escritores imprescindibles y más grandes de las letras universales que
fallecieron el mismo día y a quienes conmemoramos y recordamos 400 años
después.
También publicó otras dos obras durante este período:
Traducción de los Diálogos de amor de León Hebreo y la Genealogía o relación de
la descendencia del famoso García Pérez de Vargas.
- La traducción de los Diálogos de Amor de león.
- El hebreo (del toscazo al romance castellano).
- Genealogía de García Pérez de Vargas.
- La Florida del Inca.
- Los Comentarios Reales.
LA INFANCIA DE GARCILASO DE LA VEGA
La infancia de Garcilaso. Fruto del choque cultural de
España y Las Indias, hijo del sincretismo y considerado el primer mestizo (hijo
de español con india) biológico en América, fue una de las principales figuras
intelectuales y literarias de su tiempo y cuyo trabajo perdura hasta nuestra
generación y sigue siendo materia de estudio a poco de conmemorarse 400 años de
su muerte.
La relación entre el Inca Garcilaso y sus padres no fue un
problema para él pese al contexto hostil que se vivía por los enfrentamientos
entre Incas y conquistadores. Durante el breve dominio de
Atahualpa, se hostilizó a los familiares del derrotado Huáscar, entre los que
se encontraba Chimpu Ocllo, madre del Inca Garcilaso de la Vega, pero no duró
mucho tiempo: los españoles tomarían el control y vencerían a Atahualpa y la
princesa Inca entonces quedaría del bando de la corona. Luego se bautizó bajo
el mandato cristiano y recibió el nombre de Isabel Suárez.
En este contexto vivió sus primeros años el Inca Garcilaso
con una relación cordial entre él y sus padres. Refiere el psicoanalista Max
Hernández que ni Sebastián Garcilaso de la Vega hablaba quechua ni la princesa Chimpa
Ocllo hablaba español. El encuentro probablemente haya sido para un fin sexual
o por atracción física pero el nacimiento de Garcilaso no estuvo basado en una
relación con lazos comunicativos fuertes.
Su primer contacto con la sociedad colonial. Fue testigo
también de las diferencias abismales entre los indios y los españoles, tuvo
entonces su primer choque con la discriminación a los 10 años. Es a los 10 años
cuando sufre un duro revés en su vida: la separación de sus padres. Obligado
por una ley de la corona, Sebastián Garcilaso de la Vega se casa con una niña
española de 14 años para no perder su privilegio, Luisa Martel del los Ríos,
mientras que su madre contrae segundas nupcias con Juan de Pedroche, un español
que carecía del abolengo del padre de su primer hijo.
En el siglo XVI era común poner a los hijos de españoles de
alcurnia nombres de otros personajes ilustres, por este motivo bautizaron como
Gómez Suárez de Figueroa a quien luego de varios años y ya en Europa se volviera
a nombrar como Inca Garcilaso de la Vega a la edad de 50 años.
Fue cambiando su nombre durante varios años a Gómez Suárez
de la Vega, Garcilaso de la Vega, Capitán Garcilaso de la Vega, hasta que
finalmente logró identificarse plenamente con un nombre que recogía la esencia
de su origen.
DATOS SOBRE INCA GARCILASO DE LA VEGA
Los mestizos: el resultado del encuentro de dos mundos.Francisco Pizarro tuvo tres hijos con mujeres indias. Un
hijo con doña Angelina, hija de Atahualpa Inca, y dos con doña Inés de Huaylas,
hija de Huaina Cápac. Fueron mestizos; hijos nacidos de la unión entre un
español y las dos indias.
Muchos casos de españoles e indias, como el del marqués, se
dieron durante los primeros conquistadores, porque su tropa carecía de mujeres.
Después de ellos, por muchas décadas más, siguió primando esa vinculación,
porque venían más varones que mujeres de España.
El español solo se casaba con una de su clase. Esa unión fue, en todo caso, una unión forzada, una muestra
más del dominio colonial, porque casi todas las mujeres indias fueron tomadas
como concubinas y sus hijos considerados como bastardos. El español no se podía
casar sino con española. Cuando las españolas empezaron a llegar al Virreinato,
las concubinas indias y los hijos mestizos fueron abandonados. Por el
contrario, hubo durante el coloniaje muy pocos casos de mestizaje como
consecuencia de la unión entre un indio y una española. “A los hijos de español
y de india o de indio y española nos llaman mestizos, por decir que somos
mezclados de ambas naciones; fue impuesto por los primeros españoles que
tuvieron hijos en indias; y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por
su significación, me lo llamo yo a boca llena y me honro con él”, decía el Inca
Garcilaso de la Vega.
Una suerte variable: Sin embargo: “La suerte de los mestizos varía según el rango
de sus progenitores y las circunstancias de su nacimiento. Los hijos de
conquistadores permanecen en el hogar paterno y reciben una educación española,
pero conservando algunas veces el recuerdo de la tradición materna también.
En el otro extremo de la escala, los mestizos que se quedan
en las aldeas desposan a las mujeres indias y su descendencia se confunde con
la masa autóctona”. Hubo una élite de mestizos de la primera generación que
cumplió un importante papel histórico, tales fueron los casos del Inca
Garcilaso de la Vega, del padre Blas Valera y de Juan de Betanzo.
¿Cómo fueron los primeros años del inca?: Se cuenta que a la casa del capitán Garcilaso de la Vega y
su mujer Isabel Chimpu Ocllo asistían más de un centenar de comensales, “casi
cada día”, entre españoles y nobles indios. El niño Gómez Suárez de Figueroa
fue, pues, testigo del encuentro diario de dos culturas, dos modos de vida. Sus
padres, por su parte, hacían todo lo posible para que entendiera más la cultura
a la que pertenecían. Isabel Chimpu Ocllo trata de que su hijo entienda los
valores de sus ancestros. Ella le enseñó el quechua, su tío Cusi Huallpa la
historia de sus antepasados y sus tíos
Juan Pechuta y Chauca Rimachi las demás cosas del Tahuantinsuyu.
Por su parte, el padre, que se encargó de que domine el
castellano, confió la crianza del hijo al preceptor Juan de Alcobaza, quien le
enseñó gramática y latín. El canónigo Juan de Cuéllar se encargó de
perfeccionar su latín y el capitán Gonzalo Silvestre fungió como maestro de
historia española. “La vida, de suyo, plantea al niño mestizo graves problemas.
OBRA MÁS IMPORTANTE: LOS COMENTARIOS REALES.
Artísticamente, el Inca Garcilaso de la Vega combinó
hábilmente recursos de la epopeya, la utopía (género platónico de gran cultivo
entre humanistas) y la tragedia. Epopeya y utopía se ligan y refuerzan hasta la
mitad de La Florida y los Comentarios, anunciándose entonces la tragedia que
termina precipitándose conforme se acerca el final de ambas crónicas. A pesar
de esos finales desastrados, Garcilaso mira esperanzado el futuro, como
claramente se manifiesta en la dedicatoria de la segunda parte de los
Comentarios. Escritos a partir de sus propios recuerdos de infancia y juventud,
de contactos epistolares y visitas a personajes destacados del virreinato del
Perú, los Comentarios constituyen, pese a los problemas de sus fuentes orales y
escritas y a las incongruencias de muchas fechas, uno de los intentos más
logrados, tanto conceptual como estilísticamente, de salvaguardar la memoria de
las tradiciones de la civilización andina. Por esta razón es considerada su
obra maestra y se la ha reconocido como el punto de partida de la literatura
hispanoamericana.
La primera parte de los Comentarios Reales (1609) aborda la
historia y la cultura del Imperio Incaico, enalteciendo que el Cuzco fue
"otra Roma", rebatiendo a quienes trataban de "bárbaros" a
los indígenas peruanos. Su visión providencialista distingue un tiempo salvaje,
anterior a la misión civilizadora de los incas; con éstos, en cambio, se
instaló una etapa de alta civilización, a la cual los españoles debían
perfeccionar con la evangelización, igual que Roma fue cristianizada.
Bastará decir que el Inca Garcilaso de la Vega fue uno de
los primeros mestizos en la época del virreinato para entender la riqueza de su
historia. Su nombre de pila fue Gómez Suárez de Figueroa, hijo de un militar
español, Sebastián Garcilaso de la Vega y de una princesa Inca, Chimpu Ocllo
(quien fue hija de Huallpa Túpac, cuyo tío era Huayna Cápac y cuyos primos fueran
Huáscar y Atahualpa), nació un 12 de abril de 1539 en el Cusco.
INCA GARCILASO DE LA VEGA
(Garcilaso de la Vega, llamado El Inca; Cuzco, actual Perú,
1539 - Córdoba, España, 1616) Escritor e historiador peruano. Era hijo del
conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa incaica
Isabel Chimpu Ocllo. Gracias a la privilegiada posición de su padre, que
perteneció a la facción de Francisco Pizarro hasta que se pasó al bando del
virrey La Gasca, el Inca Garcilaso de la Vega recibió en Cuzco una esmerada
educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e
ilegítimos como él.
A los veintiún años se trasladó a España, donde siguió la
carrera militar. Con el grado de capitán, participó en la represión de los
moriscos de Granada, y más tarde combatió también en Italia, donde conoció al
filósofo neoplatónico León Hebreo. En 1590, muy probablemente dolido por la
poca consideración en que se le tenía en el ejército por su condición de
mestizo, dejó las armas y entró en religión. Frecuentó los círculos
humanísticos de Sevilla, Montilla y Córdoba y se volcó en el estudio de la
historia y en la lectura de los poetas clásicos y renacentistas. Fruto de esas
lecturas fue la traducción del italiano que el Inca Garcilaso hizo de los
Diálogos de amor, de León Hebreo, que dio a conocer en Madrid el mismo año de
su retiro.
Siguiendo las corrientes humanistas en boga, Garcilaso el
Inca inició un ambicioso y original proyecto historiográfico centrado en el
pasado americano, y en especial en el del Perú. Considerado como el padre de
las letras del continente, en 1605 dio a conocer en Lisboa su Historia de la
Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, título que
quedó sintetizado en La Florida del Inca. La obra contiene la crónica de la expedición
de aquel conquistador, de acuerdo con los relatos que recogió él mismo durante
años, y defiende la legitimidad de imponer en aquellos territorios la soberanía
española para someterlos a la jurisdicción cristiana.
Por el heroísmo allí desplegado y las penalidades sufridas,
la historia tenía harto aliciente para tentar a un escritor. Sorprende, no
obstante, que Garcilaso lo eligiese, él que desconocía en absoluto aquel
territorio y poseía en cambio tan directa información de su país natal, como
mostraría después.
El título más célebre de Garcilaso el Inca, sin embargo,
fueron los Comentarios reales. La primera
parte de esta obra se publicó en la ciudad de Lisboa en 1609 y la segunda, que
llevó el título puesto por los editores de Historia general del Perú, fue
editada póstumamente en Córdoba (1617). Los Comentarios del Inca son una mezcla
de autobiografía, reivindicación de su glorioso linaje e intento de dar una
visión histórica del imperio incaico y su conquista por parte de los españoles.
Esta conjunción de argumentos de diverso interés ha originado una larga
polémica acerca de la verosimilitud histórica de los datos aportados por el
Inca Garcilaso en sus escritos. En cambio, desde el punto de vista meramente
literario, su prosa está considerada como una de las más elevadas
manifestaciones de la lengua castellana y como una referencia inexcusable en la
formación de una tradición literaria latinoamericana.
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